Me encanta el flamenco, parece que toca algo en las raíces de mi alma. Dentro del flamenco contemporáneo soy admirador de Joaquín Cortés, especialmente de su expresión joven en los primeros años de su carrera; un Joaquín Cortés rebelde, innovador, completamente entregado a su baile, con magia que desparrama en el escenario y contagia a todo el público, efecto del éxtasis mostrado en sus movimientos. Un monstruo, un gigante.
Ayer se presentaba en Bogotá con su espectáculo DICEN DE MI (titulo que ya refleja la posición de su ego) y gracias a una invitación de mis hijas tuve la oportunidad de asistir al evento. No fue fácil, por razones de trabajo debía estar este sábado 21 en la ciudad de Barranquilla con vuelo de regreso a las 5:30 pm lo cual ante el «paro de pilotos de Avianca» era altamente probable que el vuelo saliera tarde y me perdiera la presentación.
Perderme a Joaquín Cortés no podía imaginármelo, no podía ser. Resolví salir directo de la universidad al aeropuerto, no regresar al hotel y solicitar cambio de vuelo para las 3:30 pm, esto me daría un lapso de tiempo mas flexible. Desilusión, el vuelo estaba sobrevendido y había cinco personas en «modalidad de espera».
Ante la situación, resolví ser auténtico (hace poco me di cuenta que esto en muchas ocasiones da resultado) y le conté a la funcionaria sobre el regalo de mi hija y la probabilidad de perder un boleto de un tercio de millón de pesos. La funcionaria se compadeció y me dió la oportunidad de ponerme «en espera», eso si, siempre y cuando cancelara la suma de $120.000 pesos colombianos.
Aquí ya comienzan mis inquietudes frente a Joaquín Cortés. Un pasajero que estaba al lado mío durante la conversación con la funcionaria de Avianca me dice… «yo lo vi en México…»
Y qué tal? – le pregunto. Su cara me dejó intranquilo, peor el gesto.
Tuvo varios problemas en México y últimamente parece que su vida personal lo ha afectado – me contestó.
En fin, en sala de espera mientras salia mi vuelo, pude ver que efectivamente México no fue un país que lo recibió con toda la efusividad para un gran talento, tanto que se vió obligado a pedir disculpas en su propia WEB. Lo de su vida personal parece que el pasajero se refería a una demanda por estafa que lo mantuvo en las cortes durante cuatro años y de la cual al final fue absuelto, así como de una paternidad no reconocida que también lo ha llevado a visitar los estrados judiciales.
Bueno, solucionados todos los obstáculos, pude estar en platea acompañado de mi familia, para ver lo más cerca a ese monstruo del baile flamenco contemporáneo. Primera sorpresa, sobrepeso. Este bailaor de 44 años ha descuidado su físico (el cual forma parte de su imagen exitosa durante las presentaciones) y muestra hoy una ligera panza. Será que no se ha dado cuenta que con el paso de los años debemos dedicarle más tiempo al ejercicio y bajarle a la paella y el vinillo?
Toda la presentación estuvo preocupado por ocultar su barriga y cuidando su cabello que se le venia permanentemente sobre la cara. Su ropa ajustada no le favoreció y continuamente se la estiraba, aparte de algunas escenas grotescas donde mostraba el final de la columna vertebral y el inicio del Cañon del Colorado.
La entrega al baile, la magia, el éxtasis no se mostraron, no se vieron en algún momento. Hubo varias entradas que de todas formas muestran el porqué fue grande y todavía se percibe en su baile la huella de su grandeza anterior. El espectáculo no digamos fue de tercera pero si de segunda, no alcanzó a mostrar la grandeza de Joaquín Cortés.
Sumemos a lo anterior las fallas técnicas de luces y sonido, para un evento de esta fama, un desastre. El sonido demasiado exagerado y estridente lo cual causaba «feedback» que obligó a Cortés a parar su baile. Las luces con poco estudio previo y la combinación y movimientos de focos, poco acertado. Dirigidas en varias ocasiones hacia el público que nos sentíamos molestos por la iluminación sobre nuestras caras. Tuvo que salir a pedir excusas. Algo parecido a México. Nos pedirá también excusas por su web?
El publico en lugar de éxtasis y pasión flamenca, experimentó tensión y stress ante las circunstancias. No obstante, el publico colombiano es un publico bondadoso que mostraron solidaridad y le aplaudieron espontáneamente, a pesar que la mayoría de los aplausos fueron pedidos por él. Los grandes no piden aplausos, se los dan señor Cortés. El publico aplaudió por CORTESia.
Estamos ante el ocaso de un gigante? No lo creo, como el ave Fenix, Cortés puede volver a surgir, pero requiere un gran trabajo interior, un poner en orden la casa, disciplina, ejercicio y régimen.
TE ESPERAREMOS JOAQUIN! Regresa…